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domingo, 30 de noviembre de 2008

Diario de un perro

Esta historia me pareció muy apropiada sobre todo en estos momentos; en que el ayuntamiento de nuestra cuidad, esta exterminando todos los animales callejeros por un supuesto brote de rabia. Quizás una historia como esta pueda sensilibilizar a las personas que avandonan los animales, que nos brindan tanto amor incondicional.
Esta historia narra sobre lo que uno de “esos perros” nos relatarían en realidad si pudieran hablar. Está dedicado a ellos tratando de sensibilizar a sus dueños.

1er Semana: hoy cumplí una semana de nacido. ¡ Qué alegría haber llegado a este mundo!
1er mes: mi mamá me cuida muy bien. Es una mamá ejemplar.

2 meses: hoy me separaron de mi mamá. Ella estaba muy inquieta, y con sus ojitos me dijo adios. Esperando que mi nueva “familia humana” me cuidara tan bien como ella lo habría hecho.

4 meses: he crecido rápido; todo me llama la atención. Hay varios niños en la casa que para mi son como “hermanitos”. Somos muy inquietos, ellos me jalan la cola y yo les muerdo jugando.

5 meses: hoy me regañaron. Mi ama se molestó porque me hice “pipi” adentro de la casa; pero nunca me habían dicho donde debo hacerlo. Además duermo en la recámara. ¡ Ya no me aguantaba!

8 meses: ¡soy un perro feliz.!
Tengo el calor de un hogar; me siento tan seguro, tan protegido... Creo que mi familia humana me quiere y me consiente mucho.
Cuando están comiendo me convidan.
El patio es para mi solito y me doy vuelo escarbando como mis antepasados los lobos cuando esconden la comida.
Nunca me educan. Ha de estar bien todo lo que hago.
12 meses: Hoy cumplí un año. Soy un perro adulto. Mis amos dicen que crecí más de lo que ellos pensaban. Que orgullosos se deben sentir de mi.

13 meses: Que mal me sentí hoy...
Mi “hermanito” me quitó la pelota. Yo nunca agarro sus juguetes. Así que se la quité. Pero mis mandibulas se han hecho muy fuertes, así que lo lastimé sin querer. Después del susto, me encadenaron casi sin poderme mover al rayo del sol. Dicen que van a tenerme en observación y que soy ingrato. No entiendo nada de lo que pasa.!!

15 meses: ya nada es igual... vivo en la azotea. Me siento muy solo... mi familia ya no me quiere.. a veces se les olvida que tengo hambre y sed..cuando llueve no tengo techo que me cobije.
16 meses:
hoy me bajaron de la azotea. De seguro mi familia me perdonó. Yo me puse tan contento que daba saltos de gusto. Mi rabo parecía reguilete.

Encima de eso, me van a llevar con ellos de paseo. Nos enfilamos hacia la carretera y de repente se pararon. Abrieron la puerta y yo me bajé feliz creyendo que haríamos nuestro “día de campo”... No comprendo porqué cerraron la puerta y se fueron.
“ ¡OIGAN ESPEREN! - ladré- ... ¡se olvidan de mi!
Corrí tras del carro con todas mis fuerzas. Mi angustia crecía al darme cuenta, que casi me desvanecía y ellos no se detendrían. Me habían olvidado...

17 meses: He tratado en vano de buscar el camino de regreso a casa... Me siento y estoy perdido! En mi sendero hay gente de buen corazón que me ve con tristeza y me da algo de comer.
Yo les agradezco con mi mirada y desde el fondo de mi corazón con mi alma.
Yo quisiera que me adoptaran y sería leal como ninguno. Pero solo dicen “pobre perrito” , se habrá perdido.
18 meses: el otro día pasé por una escuela y vi a muchos niños y jóvenes como “mis hermanitos”. Me acerqué y un grupo de ellos, riendose, me lanzó una lluvia de piedras “ a ver quien tenía mejor tino”.
Una de esas piedras me lastimó el ojo y desde ese entonces no veo por el ojito.

19 meses: Parece mentira, cuando estaba más bonito, se compadecían más de mi.. Ya estoy muy flaco; mi aspecto ha cambiado, perdí mi ojo y la gente más bien me saca a escobazos cuando pretendo echarme en una pequeña sombra.

20 meses: Casi no puedo moverme. Hoy al tratar de cruzar la calle por donde pasan los carros, uno me arrolló. Según yo, estaba en un lugar seguro llamado “cuneta”
, pero nunca olvidaré la mirada de satisfacción del conductor, que hasta se ladeó con tal de centrarme. Ojalá me hubiera matado, pero solo me dislocó la cadera.
El dolor es terrible, mis patas traseras no me responden y con dificultades me arrastré hacia un poco de hierba a la ladera del camino.
Tengo 10 días bajo el sol, la lluvia , el frio, sin comer. Ya no me puedo mover. El dolor es insoportable... me siento muy mal; quedé en un lugar muy húmedo y parece que hasta mi pelo se está cayendo.
Alguna gente pasa y ni me ve, otras dicen: “ NO te acerques”. Ya casi estoy incosciente, pero alguna fuerza extraña me hizo abrir los ojos. La dulzura de su voz me hizo reaccionar: “Pobre perrito, mira como te han dejado”, decía. Junto
a ella un señor de bata blanca, empezó a tocarme y dijo: “lo siento señora, pero este perro ya no tiene remedio, es mejor que deje de sufrir
. “a la gentil dama se le salieron las lágrimas y asintió. Como pude, moví el rabo y la miré agradeciendole me ayudara a descansar.
Solo sentí el piquete de la inyección y me dormí para siempre pensando en porqué tuve que nacer si nadie me quería.
La solución no es echar un perro a la calle, ni discriminarlo por su aspecto, o por ser callejero, la clave está en darle amor, educarlo, y cuidarlo.
No convierta en problema una grata y cálida compañía del mejor amigo del hombre. Ayude a abrir la conciencia humana y así poder acabar con el problema de los perros callejeros, y el maltrato a los animales.

2 comentarios:

jadehabibmaktub dijo...

Es increible ver el maltrato de los seres humanos en contra de la naturaleza...

Da pena ver esos pobres perritos deambulando por las calles, no solo de nuestro pais, sino del mundo entero, y ver la negligencia de las autoridades que se hacen los sordos, ciegos y mudos.

Cuanto crueldad, pero, despues nos preguntamos porque nos suceden tantas catastrofes.

Magdelyn dijo...

Oh que triste... Lo malo la gente no tiene conciencia de que los animales también son seres vivos... No objetos, que no sienten ni padecen...