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miércoles, 20 de agosto de 2008


LA BOLSA DE AGUA CALIENTE

Una noche yo había trabajado mucho ayudando a una madre en su parto; pero a pesar de todo lo que hicimos, murió dejándonos un bebé prematuro y una hija dedos años.

Nos iba a resultar difícil mantener el bebé con vida porque no teníamos incubadora (¡no había electricidad para hacerla funcionar!), ni facilidades especiales para alimentarlo.

Aunque vivíamos en el ecuador africano, las noches frecuentemente eran frías y con vientos traicioneros.

Una estudiante de partera fue a buscar una cuna que teníamos para tales bebés, y la manta de lana con la que lo arroparíamos.Otra fue a llenar la bolsa de agua caliente.

Volvió enseguida diciéndome irritada que al llenar la bolsa, había reventado. La goma se deteriora fácilmente en el clima tropical. "¡Y era la última bolsa que nos quedaba!", exclamó, y no hay farmacias en los senderos del bosque"."Muy bien", dije, "pongan al bebé lo más cerca posible del fuego y duerman entre él y el viento para protegerlo de éste.


Su trabajo es mantener al bebé abrigado".Al mediodía siguiente, como hago muchas veces, fui a orar con los niños del orfanato que se querían reunir conmigo. Les hice a los niños varias sugerencias de motivos para orar y les conté del bebé prematuro.

Les dije el problema que teníamos para mantenerlo abrigado y les mencioné que se había roto la bolsa de agua caliente y el bebé se podía morir fácilmente si tomaba frío. También les dije que su hermanita de dos años estaba llorando porque su mamá había muerto.

Durante el tiempo de oración, Ruth, una niña de 10 años oró con la acostumbrada seguridad consciente de los niños africanos:"Por favor Dios", oró, "mándanos una bolsa de agua caliente. Mañana no servirá porque el bebé ya estará muerto.

Por eso, Dios, mándala esta tarde".Mientras yo contenía el aliento por la audacia de su oración la niña agregó:"Y mientras te encargas de ello, ¿podrías mandar una muñeca para la pequeña, y así pueda ver que tu le amas realmente?

"Frecuentemente las oraciones de los chicos me ponen en evidencia. ¿Podría decir honestamente "Amén" a esa oración? No creía que Dios pudiese hacerlo.Sí, claro, sé que El puede hacer cualquier cosa.

Pero hay límites, ¿no? Y yo tenía algunos grandes "peros".La única forma en la que Dios podía contestar esta oración en particular, era enviándome un paquete de mi tierra natal.

Había ya estado en Africa casi cuatro años y nunca jamás recibí un paquete de mi casa.

De todas maneras, si alguien llegara a mandar alguno, ¿quién iba a poner una bolsa de agua caliente?

A media tarde cuando estaba enseñando en la escuela de enfermeras, me avisaron que había llegado un auto en la puerta de mi casa.
Cuando llegué el auto ya se había ido, pero en la puerta había un enorme paquete de once kilos.
Se me llenaron los ojos de lágrimas.Por supuesto no iba abrir el paquete yo sola, así que invité a los chicos del orfanato a que juntos lo abriéramos.La emoción iba en aumento.

Treinta o cuarenta pares de ojos estaban enfocados en la gran caja.Había vendas para los pacientes del leprosario y los chicos pues un poco aburridos.

Luego saqué una caja con pasas de uvas variadas, lo que serviría para hacer una buena tanda de panecitos el fin de semana.

Volví a meter la mano y sentí... ¿sería posible?

La agarré y la saqué... ¡Sí, era una bolsa de agua caliente nueva!Lloré...

Yo no le había pedido a Dios que mandase una bolsa de agua caliente, ni siquiera creía que El podía hacerlo.

Ruth estaba sentada en la primera fila, y se abalanzó gritando:

"¡Si Dios mandó la bolsa, también tuvo que mandar la muñeca!"

Escarbé el fondo de la caja y saqué una hermosa muñequita.

A Ruth le brillaban los ojos.

Ella nunca había dudado. Me miró y dijo:

"¿Puedo ir contigo a entregarle la muñeca a la niñita para que sepa que Dios la ama en verdad?

Ese paquete había estado en camino por cinco meses.

La había preparado mi antigua profesora de religión, quien había escuchado y obedecido la voz de Dios que la impulsó a mandarme la bolsa de agua caliente, a pesar de estar en el ecuador africano.

Y una de las niñas había puesto una muñequita para alguna niñita africana cinco meses antes en respuesta a la oración de fe de una niña de diez años que la había pedido para esa misma tarde.

Esto nos habla de la fuerza que tiene la oración que se hace con fe y confianza.

Y tú, ¿tienes esa confianza?... ¿Tienes esa actitud cuando oras

Esta historia la copie de Angel Red.


He querido mostrarla para que todos puedan ver la fuerza de Dios, cuando creemos en el.

Creanme, cualquiera pensaría que soy una persona religiosa pero no lo soy, lo que si soy es una ferbiente creyente.

Creo que Dios existe porque el me da nuestra cada día de mi vida, porque por creer en el, el cuida de mi, nunca me abandona y es lo único seguro que existe en mi vida, el siempre me escucha, nunca esta muy ocupado como para atenderme, y siempre me trae soluciones a mis problema

quizás alguien lea este mensaje y diga: ah eso es solo una historia y nada mas. pero yo creo en ella porque Dios me ha dado demostraciones de su gran amor por nosotros mas increíble que esta historia.

Aveces creo que los ingratos somos nosotros, les fallamos a Dios cada día, y sin embargo, el nos ama y nos perdona cada día.

Ayer todavía me bendijo con un milagro, disculpen que no lo comparta con ustedes pero es algo muy personal. Pero cuando esto sucede, uno no lo puede evitar, se te llenan los ojos de lágrimas, y solo puedes decir. "Gracias Dios mio. y quedarte pensando, pero como puede ser, si te pones a razonar, no cabe en la cabeza de uno, cosas que parecen tan remotas, que parecen imposible, pero para el no hay nada imposible. Y esto te deja tan impactado que permanece varios días sorprendido. porque aunque Dios nos dijo: "Que el siempre estará con nosotros" aveces lo olvidamo.

Soy una persona normal, no me considero mejor ni peor que nadie, pero siempre me gusta ayudar a los demás y lo hago con mucho gusto.

primero porque es una satifaccion poder ayudar, y además uno no sabe, cuando va a necesitar la ayuda de alguien.

Creo que no hay refrán mas verídico de aquel que reza "has bien y no mires a quien".

Hay personas que hacen favores esperando que recibirán el favor de la misma persona.

Pero Dios no funciona así, si haces un favor hoy, quien tu menos espera te lo revolverá.

Siempre que me he visto en grandes dificultades, siempre he encontrado a alguien que me da la mano, personas que yo ni siquiera conozco.

Me he encontrado en situaciones muy difícil fuera de mi país, donde no pensaba encontrar a alguien que me ayudara ni de la forma mas remota, y sin embargo nunca me falto alguien que me diera una mano.



2 comentarios:

Magdelyn dijo...

A pesar de que la historia es un poco larga, está increíble... El amor de Dios sobre pasa las expectativas de cualquiera y si se tiene fe como la tiene un niño otra cosa fuera...

jadehabibmaktub dijo...

La fe es lo que le hace falta a este mundo para mejorar...

El amor y la fe en dios hacen grandes cosas...